Abrí mi ventana porque mi corazón suele quemar en las noches.
Esperaba sólo un viento de luna y nada más.
Viento que sólo despeinara mi pelo y no mis expectativas.
Por eso la gente habla del clima.
Porque parece un tema irrelevante.
Pero la relevancia la deciden las estrellas.
Y ellas nunca mienten.
Así que no me mientas.
Aunque tu luz induzca lo contrario.
Mis pasos siguen a tus rayos.
Y así como brillas, camino.
Así como existes, existo
Así como quemas, enfrío
Así como vives, muero
Así como eres, soy
Así como te busco entre millones, búscame
Pero esta vez, encuéntrame.
Mantengo un espejo entre mis manos.
domingo, 14 de septiembre de 2014
miércoles, 3 de septiembre de 2014
Perder una batalla, ganar la guerra
Recuerdo haber sido luna, observando en mi soledad aquella
tierra que sigo sin comprender;
más no recuerdo haber sentido que gracias a mi luz, tus zapatos
caminaban sobre ella.
Hoy soy eclipse, aquel que no puedes ver a los ojos, pero
que sólo por hoy se siente irrepetible.
Recuerdo haber llevado clases de gramática;
más no recuerdo haber aprendido que las palabras
entrecomilladas no se prometen.
Hoy lo entiendo después de haber sido “el indicado”.
Recuerdo no creer en la existencia del karma.
Más no recuerdo haber sentido su ausencia cuando mis
lágrimas se hicieron gasolina.
Hoy soy el fénix que nunca se cansará de renacer de las
cenizas.
Recuerdo estar herido y sentir la sangre darme calor en vez
de frío;
más no recuerdo haberme rendido ante el enemigo, que terminé
siendo yo mismo.
Hoy soy aquella cicatriz, recordatorio de que perder una
batalla no implica perder la guerra.
Hoy ya no recuerdo.
Prefiero vivir en vez de recordar.
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